viernes, 2 de octubre de 2009

TENGO UNA CORAZONADA

Hemos estado saboreando la miel en los labios much@s madrileñ@s esta tarde durante aproximadamente una hora y media... el tiempo en el que el COI se ha puesto a deliberar... Madrid 2016 más que una fantasía parecía una realidad cercana a la punta de cada uno de nuestros dedos, esos dedos de colores de esa mano que durante tanto tiempo ha sido un símbolo de esa ilusión compartida. Mariposas que revoloteaban en millones de estómagos en ese trance, lágrimas reprimidas, no sabiendo elegir el mejor momento de tirarse a la piscina o a qué emoción se acogerían, si de tristeza o alegría, pero que compartían un único anhelo, el de escuchar el nombre de su ciudad elegida. Un sobre que se abre, los segundos se hacen eternos, como el terrible goteo que se introduce lentamente en la vena del que es condenado a muerte y no tiene más remedio. Una frase en nuestras cabezas: "Esta vez sí", como si de tanto repetirla puediera convertirse en una sencilla realidad. Tragamos saliva para contener nuestros nervios, una mirada fija en las manos del presidente del COI que gira esa enorme cartulina que ha conseguido sacar de ese sobre y que esperamos de forma ansiosa que sea leída, como si en ello fuera nuestra vida. Unas inesperadas palabras que salen de su boca: "Río de Janeiro"... Del "We believe", es decir: "nosotros creemos" proclamado a coro por nuestros deportistas, que han defendido a capa y espada nuestra candidatura, pasamos a un "no puede ser", "otra vez no", "no me lo creo". La lluvia presente en esos momentos en Copenhague se derrama de forma extensa en cada uno de nuestros corazones y nos sentimos enormemente descorazonados en esos momentos, decepcionados, tristes, disgustados como cuando esa pelota que girando tres o cuatro veces por el aro de la canasta y que ha sido capaz de fijar toda nuestra atención, se siente impotente para introducirse dentro de ella y así conseguir el triunfo tan ajustado, que a veces ocurre en ese deporte con resultado tan inesperado como es el baloncesto. No es fácil pasar de la alegría a la tristeza en tan sólo unos instantes, emociones que se encuentran en milésimas de segundo y que se dan con rapidez la espalda, como dos viejos amigos que no se hablan, y alejan sus pasos en opuestas direcciones.


Tengo una corazonada... y como otras tantas veces en nuestras vidas, se ha vuelto a mofar de nuestra ingenuidad, una vez más nuestra certeza de su presencia se ha conseguido evaporar, como el tiempo que queremos aferrar y siempre consigue escaparse de nuestras torpes e inexpertas manos. Quién no ha salido de una entrevista de trabajo pensando que ese puesto sólo podía ser para él o para ella, que así su corazón se lo decía, y qué decir cuando se acerca la tan preciada fecha del gordo de navidad, presintiendo que ese año el número que hemos decidido comprar, va a ser el elegido tras girar en el bombo y ser extraído del mismo por una inocente mano. Y esos amores frustrados que si pusiéramos una mano en el fuego, en esos momentos, no nos quemaría, y seríamos capaces de proclamar a los cuatro vientos, que es la persona de nuestra vida, sin existir un atisbo de la menor duda. Pero las corazonadas aunque no se cumplan, se recuerdan con cariño, quizás porque se encuentran a medio camino entre la realidad y la fantasía, entre la ficción, lo virtual y la analogía. Y es curioso, porque cuando hoy todo Madrid siente el "corazón partío" y entristecido... Río de Janeiro es un río que se desborda, y ríe... ríe de alegría.

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